Diseñado para ser admirado: Virtuoso XI de BOVET 1822 nos regala un vistazo literal de un movimiento fascinante con su primer modelo totalmente esqueletizado.
¿Quién no disfruta contemplando el virtuosismo mecánico de un movimiento de alta relojería? Admirar los giros y rotaciones del tourbillon, la complejidad de los engranajes, las líneas sensuales de los puentes, el acabado de las placas, y todo, con el máximo detalle, es una auténtica delicia.
No cabe duda de que los modelos esqueleto, al exponer toda su complejidad mecánica, son particularmente irresistibles. En los 22 años que lleva Pascal Raffy al frente de BOVET, ha insistido en la importancia de mostrar el movimiento, para exhibir su pedigrí de alta relojería, y de reforzar a la vez el compromiso de la Maison con las artes decorativas.
Dada esta pasión por el arte mecánico, quizás resulte sorprendente que el nuevo Virtuoso XI de BOVET 1822 sea el primer modelo totalmente esqueletizado de la Maison.
VIRTUOSISMO
La colección Virtuoso de BOVET 1822 debe su nombre al término con el que se distingue a los mejores músicos del mundo. Una voz que puede extrapolarse a la calidad de los artesanos de la Maison. Para Pascal Raffy, propietario de BOVET 1822, cada miembro de la Maison es un artesano y un virtuoso. Los relojes que producen no son solo guardianes del tiempo, sino auténticas obras de arte.
EN LAS ENTRAÑAS DEL RELOJ
La dificultad del proceso de esqueletización de un movimiento es doble. Por un lado, se debe eliminar suficiente material como para realzar la estética y mostrar los mecanismos internos. Por otro, esta reducción no puede afectar a la resistencia del reloj ni a su correcto funcionamiento. Si se reducen demasiado los puentes, por ejemplo, podrían deformarse y comprometer la eficacia del movimiento.
El movimiento del Virtuoso XI se ha concebido y diseñado desde el principio para dejar un espacio suficiente que permita grabar los puentes y las placas en ambas caras y poder contemplarlos. El resultado es, sencillamente, excepcional: el movimiento de alta relojería más transparente fabricado en la historia de BOVET, que deja a la vista todos sus entresijos.
ACABADO A MANO
Una vez fabricados los componentes, llega el momento de acabarlos a mano. Todos se biselan y angulan para preparar el siguiente paso: el grabado. El acabado es posible gracias a la pericia de los artesanos, que saben cuánto material retirar para lograr una forma y simetría perfectas. Algunas piezas tardan horas en biselarse y angularse. De hecho, si se elimina demasiado material, se deberá descartar la pieza y volver a empezar de cero.
GRABADO TRADICIONAL DE LAS AGUJAS
El grabado de metales se emplea desde el siglo V, normalmente como símbolo de riqueza y para decorar joyas y otros objetos. Los primeros movimientos y cajas grabados de BOVET 1822 datan de principios del siglo XIX. De hecho, fue la primera Maison en mostrar el fondo, pues los clientes disfrutaban admirando sus movimientos profusamente decorados.
Para mantener viva la tradición, BOVET 1822 dispone de un taller completo de grabado y acabado artesanales en su manufactura de Tramelan. Allí se ha fabricado el Virtuoso XI, siguiendo el mismo proceso de hace cientos de años. La única diferencia es que las gubias y los cinceles, a menudo fabricados a mano por los propios artesanos, son más eficaces y emplean metales actuales, y que ahora se utilizan microscopios modernos.
MOVIMIENTO DE FABRICACIÓN PROPIA
El movimiento con tourbillon volante que impulsa este excepcional reloj cumple con los exigentes criterios de cronometría, fiabilidad y expresión de BOVET. Obtiene su energía de un único barril que garantiza más de 10 días de reserva de marcha, equivalentes a 240 horas, mientras mantiene las oscilaciones del volante a 18 000 vph.
El barril de la reserva de marcha está grabado con láser siguiendo un motivo fleurisanne. En este caso, el grabado a mano era imposible debido al fino metal del barril: el material se deformaría por la presión de la gubia.
El movimiento del Virtuoso XI está equipado con el tourbillon volante de doble cara patentado por BOVET, y tanto el muelle como el órgano regulador se fabrican internamente.
La caja del nuevo Virtuoso XI es de oro blanco de 18 quilates, en versión grabada o pulida, y con o sin engaste de diamantes blancos brillantes. El Virtuoso XI es el triunfo de la alta relojería, la esqueletización, el grabado y la decoración manuales.